La Ilustración Científica es parte fundamental en el desarrollo y difusión de las Ciencias, Astronomía, Arqueología… Existe desde hace siglos. Sin ir más lejos, la obra del físico griego Dioscórides sobre medicina, farmacología y botánica, fue creada en el siglo I, siendo Nerón el emperador de Roma, y contaba con más de 700 dibujos de Ilustración Científica sobre los conocimientos trasladados a su obra, Materia Médica.
Con la llegada de los europeos a América y los posteriores viajes de exploración, encontramos cientos de ilustraciones científicas de los artistas que acompañaban a los viajeros o en los diarios de viaje de los navegantes, en los que documentaron la flora y la fauna con diferentes técnicas de Ilustración Tradicional, como tinta al agua, acuarelas y grafito.
Se entiende por Ilustración Científica aquel trabajo que tiene una utilidad documental y que es fiel a la realidad, por lo tanto, no da rienda suelta a la inspiración ni a las interpretaciones subjetivas. La imagen se convierte en un medio para el conocimiento y el ilustrador representa, lo más descriptivamente posible, los aspectos morfológicos, mecánicos o funcionales de lo representado. Así, la Ilustración Científica cumple la función de divulgar, de enseñar, de documentar, de investigar…
La acuarela, lápiz de color, tintas, gouache, grafitos, etc. son herramienta de uso habitual para el trabajo de Ilustración Científica con técnicas tradicionales. La Ilustración Digital, igualmente importante y con su propio espacio artístico, no riñe con la primera, sino que supone una forma añadida de trabajar para llegar al mismo fin.
Ilustración Científica de un tigre realizada con acuarela y, los detalles de acabado, con gouache. Juan Antonio Serrano, profesor de Ilustración de Arteneo.
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