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Juan Antonio Serrano. Proceso de trabajo con Acuarela. Parte III

8 marzo, 2018 Ningún comentario

Parte III, y última, del proceso de la acuarela ‘Una mañana de invierno’. Juan Antonio Serrano nos revela cada uno de los pasos que dieron continuidad a la obra hasta llegar al fascinante resultado final.

Los bordes azulados de los escalones son de un azul distinto, más cobalto que cerúleo, por eso, la mezcla debe estar hecha y diferenciada de los demás tipos de azules que aparecen en la ilustración. Si utilizo el mismo azul para todas las zonas, la obra perdería profundidad.

Seguimos avanzando por los escalones, trabajando las zonas reservadas para la luz más potente que, previamente, fueron marcadas con lápiz.  Si hay alguna poco clara, dejo el pincel y vuelvo a coger el portaminas para marcarla.

En las esquinas, aplico en pequeñas proporciones, algo  de acuarela más densa, sobre todo, para oscurecer las áreas donde la luz apenas llega.

Observamos la influencia de los colores del entorno para entonar cada zona de la acuarela.

La pared de la derecha lleva una capa aguada con una tonalidad grisácea pardusca tirando a verde, tono resultado del rebote lumínico de los jardines que hay alrededor. El verde de los jardines, acaba plasmándose, de manera indirecta en estas zonas: fachadas, paredes y suelos. Esa es la base. Luego ya voy alternando, en espacios cercanos al suelo de arriba, aguadas de una tonalidad más anaranjada pero con mucha agua, resultado del rebote de esa luz del suelo color teja sobre la pared. Por la parte de abajo, el tono pardusco verdoso muy aguado, lo aumento de densidad para captar la oscuridad de ese esquinazo. Por lo general, las zonas de más claridad con un contraste de sombras intensas, provocan una «llamada de atención» al observador, arrastrando la mirada a esa zona, una de las primeras en ser observada.

Ya en la parte izquierda, comienzo a distribuir las sombras frías y los espacios luminosos de los azulejos que, en este caso, al estar más cerca del observador, defino un poco más (aunque no demasiado porque no quiero centrar la atención en esta zona)

Cada avance en la ilustración, supone una mirada hacia atrás para ir cerrando planos anteriores, y que queden lo mejor integrado posibles con los que se van sucediendo.

Por fin llego a la parte inferior, esa zona del suelo donde doy más fuerza al rebote lumínico de los parterres que abundan en el jardín. En ese hueco predominan verdes turquesas agrisados, azules cobalto y cerúleos mezclados, y también agrisados. En los esquinazos oscurezco  con acuarela más densa para generar profundidad al contexto general  de la ilustración.

LLegamos a los detalles: luz y textura en la acuarela.

Una vez seco todo, retomo el bisturí para detallar algún brillo que otro y marcar (para dar textura) la separación de los azulejos, que en algunas zonas son pertinentes, y dejar claro el concepto «azulejo». Es decir, que se vea que es un azulejo y no una superficie plana cualquiera. Los azulejos romboides, al igual que todos lo demás, los pinto de manera irregular, no lineal, para destacar la antigüedad de estas piezas de origen andaluz unos, e italianos, otros. En los jardines se respira cierto aire «alhambresco» y andaluz, y era importante que esto, unido a la luz de la escena, quedase reflejado en el trabajo.

Por fin, terminada la obra, repaso en general todas las partes. Remato con algunas pinceladas, dibujando y perfilando algún esquinazo al que dar más relevancia y, por fin, escaneo la imagen. Los retoques con el Photoshop cuando se trata de acuarela, son mínimos y justos. Básicamente, ajustar niveles de luz y medios tonos (las sombras ni tocarlas), para que se asemeje la iluminación lo más posible a cómo se ve de manera directa. El Photoshop no se lleva muy bien con la acuarela ni con las texturas de sus papeles, por eso, con los ajustes de niveles, es más que suficiente. Cualquier retoque de más: pinceles digitales, efectos, etc……..puede dar como resultado un estropicio, aunque puedas usar capas para probar. Nunca va a mejorar la acuarela. El Photoshop funciona mejor en técnicas como el gouache, los acrílicos o los óleos.

Este ha sido, en detalle, el proceso de una obra en la que la acuarela es  protagonista. La acuarela y la luz, por supuesto. Una luz que ha estado presente en todo momento, y que ha sido la guía para ordenar todos los elementos figurativos que aparecen en la ilustración.

Seguiremos informando. Seguiremos iluminando…

Juan Antonio Serrano

 

 

 

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