Os tenemos que compartir algo, hace poco vimos una película que nos impactó, no solo nos gustó su estética, diseño de personajes, fotografía o su storytelling. Nos fascinó el cuidado por el detalle, el cariño con el que dan ese soplo de vida a la historia. Eso se transmite cuando haces con pasión lo que te gusta y pones lo mejor de tí cuando trabajas.
Conforme pasaban los minutos nos sorprendía cada vez más la excelencia del detalle y no fuimos realmente conscientes de trabajo que había tras de sí hasta que no vimos el making off. Quizá os preguntáis _¿de qué película se trata, por qué tanta expectación?_
Por supuesto, es Pinocchio de Guillermo del Toro, pero hoy no vamos a hablar de la película o la trama en sí, sino de la técnica con la que está realizada, stop motion.
Stop motion es una técnica de animación que consiste en tomar fotografías de una figura o escenario, y luego mover ligeramente la figura o la escena y tomar otra foto. Este proceso se repite muchas veces para crear la ilusión de movimiento cuando las fotos se reproducen como una secuencia. El número de veces que se repita por segundo determinará la fluidez de la animación, para que nuestro ojo capte la imagen de una manera natural y se asemeje a la realidad cada segundo debe estar compuesto de un mínimo de 24 fotogramas. Ya os podéis hacer una idea del trabajo y la cantidad de imágenes que supone un largometraje aproximado de 90 minutos.
Durante muchos años se ha recurrido a la stop motion para crear películas y series de dibujos animados, y ha ganado popularidad en las últimas décadas gracias a la facilidad con la que se pueden crear animaciones con software digital. Una de las cosas más interesantes de este tipo de animación es que nos permite utilizar objetos físicos y escenografía reales en lugar de dibujar todo a mano o crear diseños por ordenador. Esto puede dar a las animaciones una sensación más auténtica y real.
Este tipo de animación también puede ser empleado para la creación de efectos visuales especiales en películas y series de dibujos. Por ejemplo, ha sido el recurso para crear escenas de transformación de monstruos y criaturas en películas de terror, así como para dar vida a objetos inanimados en películas de fantasía.
Pero hasta llegar hasta Pinocchio han existido muchas películas que han pasado a la historia por el uso de esta técnica. Podemos mencionar algunas:
Uno de los títulos más conocidos, y que nunca pasa de moda, es Pesadilla antes de Navidad de 1993, dirigida por Henry Selick y creada por Tim Burton. También cabe destacar un éxito más de Henry Selick, basado en la obra de Neil Gaiman, como es Los Mundos de Coraline.
Otras películas de stop motion que vale la pena mencionar son Kubo y las dos cuerdas mágicas, Fantástico Sr Fox, Wallece y Groomit o James y el melocotón gigante, por citar sólo algunas.
No podríamos finalizar un artículo de esta técnica sin nombrar a uno de los máximos exponentes, podríamos decir “padres” del stop motion. Estamos hablando de Ray Harryhausen, ¿recordáis la clásica película de 1982 Furia de Titanes? Pues muchos de los personajes, moldes, escenarios, animaciones, etc. son suyos. Es un referente del género, respetado y elevado por directores como Guillermo del Toro, Tim Burton o Peter Jackson.
Quizás esta técnica no sea tan famosa como la animación 2D o 3D, pero no podemos negar que la calidad alcanzada en muchas producciones, hace de ellas auténticas obras de arte.
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